Saturday, November 19, 2011

Camila Vallejo.....


Es la segunda mujer en la historia de Chile, su país, en ser elegida como presidenta de la Federación de Estudiantes (universitarios). Militante de la Juventud Comunista, graduada de Geografía, Camila es a sus 23 años, una joven que rompe todos los esquemas.
La derecha ha tratado de resaltar su indudable belleza física, y de atraerla al redil del buen comportamiento. Lo tiene todo para «triunfar», dice hipócritamente. Ella no se deja. «Es común que desvíen la atención de los temas de fondo planteando cuestiones superficiales como prioritarias. Objetivamente soy bonita y no tengo problema en decirlo, pero yo no decidí cuál iba a ser mi apariencia. Lo que sí decidí es cuál es mi proyecto político y mi trabajo con la gente» -respondía a una revista chilena del «corazón», que apuntaba también algunas de sus preferencias musicales: la trova, Serrat, Chinoy, Ismael Serrano.
Y ya que los medios no pueden cooptarla, entonces tratan de reducir el alcance social del movimiento al liderazgo (perverso u oportunista) de una persona, para luego demonizarla. Sobre este tópico respondía también: «La personificación del movimiento se debe a los políticos y los medios de comunicación. Es una estrategia que se utiliza muy frecuentemente con los que se levantan con reivindicaciones sociales. En Chile se aplica mucho, y creo que en otros países del mundo también. En Cuba se habla de castrismo, en Venezuela de chavismo. Todo se personifica con los supuestos líderes, y no se ve que es un proceso compartido por mayoría» (BBC Mundo).
Camila participó en la llamada «Rebelión de los Pingüinos» en 2006 (los estudiantes secundarios chilenos reciben ese sobrenombre por el uniforme negro y blanco que usan), y es la vocera de las actuales protestas contra el modelo neoliberal en la educación universitaria, un movimiento estudiantil que ha sacudido a toda la sociedad chilena. Aunque parte de iguales premisas -la resistencia al modelo privatizador y la necesidad de construir un mundo alternativo-, el chileno se diferencia de otros estallidos aparentemente similares, como el de Madrid o el de Nueva York: «El movimiento estudiantil chileno no parte de los indignados -ha dicho Camila a BBC Mundo-. No es un movimiento espontáneo, sino un proceso largo basado en un análisis profundo de lo que sucede en Chile, de la injusticia. Entendemos la lucha de los indignados, pero en Chile pasamos la etapa del descontento. Ahora, hay que mirar enfrente y construir una alternativa para el país.»
A pesar de su intensa agenda movilizativa, Camila Vallejo accedió a responder en exclusiva las preguntas que La Calle del Medio le hizo llegar para los lectores cubanos.
-Algunos «expertos» solían decir en los 90 que las nuevas generaciones de chilenos -después de años de dictadura-, eran conformistas, pasivas, individualistas, ¿este renacer de los movimientos sociales juveniles en Chile es inesperado?
-Efectivamente, gran parte de la juventud durante mucho tiempo asumió el rol que el modelo noeliberal le quiso imponer, actuando de manera absolutamente conformista y desconectada de la realidad nacional y de lo que ocurría en la política o en el mundo social, sumado al temor inculcado de manifestarse públicamente, a causa de las fuertes amenazas de represión que el gobierno aún desata sobre la población. Sin embargo, en Chile también tenemos una vasta historia de lucha social, de la cual los jóvenes constantemente han sido una parte activa y dinamizadora, aunque durante mucho tiempo eso se dio a contracorriente.
Sin embargo, este año la necesidad y deseo de manifestarse, de participar y exigir un espacio en la toma de decisiones caló muy hondo en la juventud, lo que aportó el inédito elemento de la masividad en las movilizaciones, desbordando lugares públicos como nunca antes se había visto en el país. Eso es nuevo y muy esperanzador, ya que parece ser que aquella juventud individualista está dejando de lado ese tipo de actitudes y está entendiendo que todos estamos llamados a realizar cambios y a trabajar por construir un futuro mejor para nuestro país.
Entonces así nos damos cuenta que en realidad muchos jóvenes tienen una opinión, que no estaban manifestando, pero que estaban esperando la ocasión para dar a conocer.
-Eres parte de una generación con varias experiencias movilizativas, desde los días de la llamada «Rebelión de los Pingüinos» en 2006, ¿cuanto ha madurado el movimiento estudiantil en Chile?; de aquella primera experiencia, ¿qué enseñanzas supo sacar?
-En primer lugar, algo que constantemente se destaca respecto de las diferencias y aprendizajes del movimiento de los Pingüinos del 2006 es el sentido amplio y ciudadano del actual movimiento. Es decir, ahora asumimos que los cambios en educación se realizarán por la acción conjunta de múltiples organizaciones sociales capaces de aunar sus fuerzas en favor de nuestro objetivo, y no sólo con el actuar aislado de los estudiantes, pues, dichos cambios son una preocupación nacional, y no sólo gremial, como se quería creer en años anteriores.
Por otro lado, en cuanto a la experiencia acumulada respecto de la relación entre los gobiernos y el mundo social, nosotros ya aprendimos que la unidad y la movilización son dos herramientas indispensables al momento de actuar, pues la derecha siempre buscará dividirnos de modo que seamos los mismos estudiantes quienes nos dividamos en torno a debates innecesarios. Además, ahora sabemos que ante cualquier ofrecimiento del gobierno debemos exigir garantías que nos permitan tener un mínimo nivel de confianza para iniciar las conversaciones que nos lleven a solucionar cualquier conflicto.
Por eso hoy el diálogo está paralizado, a causa de la intransigencia del gobierno y su incapacidad para ceder ante mínimas solicitudes. Sin embargo, seguimos movilizados, pues no nos detendremos hasta ver resultados concretos, lo cual constituye otro aprendizaje: no bajar los brazos antes de tiempo.

Trofeos de caza....



Sin palabras.......

La utilizacion politica de los Indocumentados

Democratas y Republicanos realizan descarada utilizacion politica de los Inmigrant@s,que segun encuestas y censos en el 2006 existian mas de 12 millones y que hoy en Noviembre del 2011 superan los 20 millones segun los mismos encuestadores y diversas organizaciones que defienden los derechos de los inmigrant@s.

La guerra contra L@s Inmigrantes se a disfrazado de diversas maneras,Atraves de montages publicitarios con las grandes Cadenas de Radio,TV y Periodicos que trataron de transformarnos en los "Chivos Expiatorios",se nos acuso como los culpables de la crisis y recesion en las entrañas del monstruo,por tanto culpable del desempleo y de todas las consecuencias a causado la maldita recesion a que nos llevo y dejo la era Bushista,Los Banqueros,el Wall Street y los gastos militares en las diversas guerras que los EE.UU.,a generado,por ello el racismo y la ultrederecha republicana con los contemplativos democratas han bloqueado todas las propuestas de reformas y leyes que tendian a una LEGALIZACION.

Paulatinamente la Recesion economica fue mostrando sus estragos y culpables directos de la crisis en primer lugar al Wall Street,las Cadenas de los Grandes Bancos y los complejos Industriales,Militares,
Agrario,el Poder de las Mafias de la Vivienda,Construccion,Los Servicios,Educacion,Salud,etc,etc.

Esta clarificacion muestra a los causante de la Crisis y recesion,tambien muestra a las victimas L@s Inmigrant@s,Los Desemplad@s,Los Trabajador@s,Los Pobres y Marginad@s,Los Afectados por la Crisis Hipotecaria.Tal Cuadro social y politico Lleva desde el 2006 a consecutivas protestas y movilizaciones de L@s Inmigrant@s y arrastrando a sectores minoritarios de la Clase Obrera Sindicalizada,las Grandes Movilizaciones de Wisconsin marcan un leve cambio en cuanto a los protagonistas,la organizacion y las reivindicaciones,empiezan a mostrarse como los sectores nacionales que ya empezaban a enfrentar las consecuencias de una crisis fiera cuyo objetivo era golpear a toda la clase trabajadora de los EE.UU.

El Surgimiento mundial de las Movilizaciones,Huelgas y Ocupaciones del Wall Street,muestra a uno de los responsables principales de la crisis y recesion,por mas que aun los capitalistas traten de desviar los centros de gravedad de la crisis, los culpables ya estan identificados,la crisis es la del Capitalismo y de las redes,consorcios multinacionales del Imperialismo.

A pesar de carecer de una estructura cohesiva y una lista formal de demandas, este brote social expresion de la crisis, espontáneo para algunos de gran sensibilización y protesta está generando decenas de iniciativas y experimentos similares más allá de Wall Street.

Subestimado en un primer momento por la derecha de Estados Unidos,tambien por el viejo expectro politico de izquierda y progresista, el "hecho político” de los ocupantes neoyorquinos ha ido madurando para convertirse en un movimiento con suficiente potencial como para alterar parcialmente el discurso ideológico de la sociedad estadounidense. Sin imaginárselo cuando iniciaron la ocupación del Zuccotti Park el 17 de septiembre pasado, los indignados del corazón de Wall Street, han contribuido durante estos últimos meses a profundizar el desenmascaramiento de una histórica falacia estadounidense.

La misma había funcionado relativamente bien para ambos partidos -republicano y demócrata- hasta ahora. Asegura que el capitalismo está intrínsecamente "sano" (“todo OK” en el lenguaje cotidiano) y por lo tanto es capaz de integrar autoajustes en momentos de crisis a fin de asegurar su continuidad en nombre de la vigencia del sueño americano.

Una buena dosis de candidez política, que sus críticos denuncian como debilidad, ha facilitado a los ocupantes de Wall Street la tarea de desenmascarar dicha falacia. Y además denunciar agresivamente la complicidad de legisladores, oficiales y dirigentes de ambos partidos, quienes durante las últimas décadas han aceptado y promovido la enorme brecha entre el "1 por ciento" más rico y el restante "99 por ciento".

Expresión-slogan acuñada por Premio Nobel de Economía de 2001 Joseph Stigliz, quien señaló que el 1 por ciento más rico del país controla el 40 por ciento de la riqueza nacional. Realidad facilitada por políticas desreguladoras e impositivas sumamente nocivas para los sectores sociales menos privilegiados.

A casi 50 días de la protesta de Wall Street la pregunta esencial es: ¿Cuál es el futuro de este movimiento? ¿Hacia dónde se dirige? Sus mismos protagonistas, muchos de ellos jóvenes desplazados y desempleados por la crisis, sin vivienda e incluso sin seguro médico, prefieren no especular sobre los próximos pasos.

Cada vez más alertas a los peligros que cualquier institucionalización de su insospechada autoridad moral y su visión casi profética pueden acarrear consigo, en su mayoría estos ocupantes y sus pares en muchas otras ciudades y lugares del mundo prefieren seguir multiplicando redes solidarias para que el debate se expanda e intensifique.

Sin una significativa masa crítica de concienticiación y protesta, sostienen, la tarea de captar la imaginación del resto de los indignados de este país y del mundo se hace muy difícil. Y ahí está, por el momento, la tarea esencial: seguir resistiendo en el Zuccotti Park para que su gesto-altoparlante repercuta lo más fuerte posible.

Wednesday, November 9, 2011

El Blog de Izquierda: VIDEO: Entrevista de AMLO con Javier Alatorre

El Blog de Izquierda: VIDEO: Entrevista de AMLO con Javier Alatorre: Va el video de la entrevista de AMLO con Javier Alatorre, para los que no la vieron: Por eso mejor AMLO 2012.

La ruta incierta en el tren de la muerte

La ruta incierta en el tren de la muerte

#OccupyWallStreet o la bendita metamorfosis

#OccupyWallStreet o la bendita metamorfosis

Entrevista a Camila Vallejo - Parte2

Entrevista a Camila Vallejo - Parte1

Chile

Entrevista a CAMILA VALLEJO

 Santiago de Chile. Un renovado movimiento estudiantil crece en Chile desde mayo de este año. Son ya seis meses de protestas en las calles, asambleas y articulaciones con otros sectores de la sociedad, bajo la demanda primera de un nuevo modelo de educación que se traduce en una demanda contra el sistema neoliberal en general.
Camila Vallejo, una joven de 23 años estudiante de la carrera de Geografía, se convirtió en una de las figuras visibles del movimiento más importante en Chile desde la llegada de la Concertación. Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, militante de las Juventudes Comunistas, Camila habla en entrevista con Desinformémonos de los retos y esperanzas del movimiento, de los logros obtenidos y de los temores actuales. En la primera entrevista concedida a un medio de comunicación mexicano, Camila saluda a los estudiantes de la UNAM y envía un mensaje a los jóvenes de América Latina.
A continuación la entrevista completa:

¿Qué es ser de izquierda hoy?
Primero hay que entender que es necesario hacer cambios profundos en la sociedad y el sistema político-económico y cultural, que es la estructura, pero además la conciencia de que eso requiere hacer acción colectiva, trabajo colectivo y trabajar de manera organizada y en unidad. En segundo lugar, esa transformación tiene que ir en pos de recobrar la soberanía de los distintos pueblos; particularmente en Chile, que esa soberanía no solamente se traduzca en la recuperación de lo recursos naturales, sino también en el poder distribuir de mejor forma el poder político, una democracia mucho más colectiva, mucho más participativa que implica generar a nivel institucional los espacios necesarios para que sean las distintas sociedades las que tomen en sus propias manos la construcción del futuro, y eso con el principio básico de apostar mayor justicia social, que pasa tanto por justicia distributiva como justicia productiva y, en ese sentido, no sólo se mete en la recuperación de los medios de producción materiales sino también culturales, en el conocimiento, tienen que democratizarse. Creo que ese es el gran desafío hoy día de la izquierda.

¿Por qué este movimiento surge ahora, 23 años después del término de la dictadura? ¿Por qué tenía que pasar tanto tiempo? Parecía que en Chile no pasaba nada…
En Chile siempre están pasando cosas, lo que pasa es que hacia afuera no se muestra eso, hacia afuera se dice que somos unos jaguares de Latinoamérica, que somos un país ejemplar, con un modelo educacional ejemplar, que tenemos una estabilidad a nivel de gobierno muy clara, un abrupto crecimiento económico, que hemos atacado a la pobreza, pero no se muestra cómo se han ido acumulando ciertos descontentos sociales producto de luchas que no han tenido un buen final.
Hemos tenido movilizaciones no tan masivas como ésta, pero que han sido importantes, que han planteado cambios sobre la mesa y aún así nuestra institucionalidad política no les ha permitido expresarse y que esa opinión se traduzca en algo vinculante, como un proyecto de ley; entonces hay una acumulación de descontento que obviamente tiene que ver también con el desarrollo, la perpetuación y la profundización de la desigualdad en nuestro país, un país que ha combatido la pobreza, la indigencia y donde, sin embargo, la desigualdad se acrecienta cada vez más, y lo peor, es que la gente ha tomado conciencia de que esa desigualdad no es por mero continuismo de algo, sino que se está reproduciendo producto del sistema imperante que fue instaurado a fuerza en la dictadura. Ahí se refleja que este estallido social, como se le ha señalado, no es algo espontáneo sino que viene de toda esa acumulación y maduración de luchas sociales anteriores.

¿Por qué ustedes tienen tanto apoyo y tanta simpatía de la gente y no sólo en Chile? ¿Esperaban una reacción así al principio?
Creo que atacamos problemas medulares del sistema y creo que eso ha generado transversalidad. Esta no es una lucha gremial, por la defensa de algo corporativo o algo que no involucre directamente a los estudiantes, sino que la problemática que se ha planteado y la demanda que se erige es una demanda social, que es para todos, no solamente para la actual generación sino que para la futura, y eso ha generado simpatía y ha también despertado la conciencia de mucha gente, devolviendo la esperanza a quienes habían luchado anteriormente pero por temor no siguieron luchando, y creo que eso ha sido la principal riqueza de este movimiento: la transversalidad, el despertar de la conciencia, el atacar el problema medular y por sobre todo la consecuencia del movimiento; creo que no hemos tranzado, no por intransigencia sino por responsabilidad ante cuestiones que para nosotros son éticas y morales, que son lucha legítima. En ese aspecto creo que se ha generado el mayor respaldo social a este movimiento.

¿Cuáles son los miedos y las esperanzas de este movimiento después de tantos meses?
La esperanza es mucha, porque se ve que Chile ya no es el mismo de antes, que a partir de esto hay un despertar pero también un cambio o el inicio de un cambio en la estructura mental, que no está todavía, pero se vislumbra; y que a partir de aquí se pueden desarrollar procesos de construcción mucho más arraigados en la base social que posibiliten reconstruir el tejido social que se ha destruido durante la dictadura.
El temor más grande es el que esto se mantenga de manera lineal y que no tenga éxito, y que la frustración sea tan grande que el repliegue también sea muy prolongado. En ese sentido, el cómo poder hacer ahora, por ejemplo, repliegue táctico para la acumulación de fuerza y para replantearse la estrategia, dado que el gobierno no está haciendo nada, creo que es el mayor temor- “¿Qué va a pasar con esto?”, no solamente lo decía Lenin, sino que otros grandes intelectuales hablaban de cómo tienen que darse las luchas sociales, es que hay momentos donde uno no puede hacer sólo presión, presión, presión, inertemente, sino que uno también tiene que tomar el pulso, retroceder y volver a presionar con más fuerza. Y creo que eso falta, y todavía no lo hemos podido aplicar.

¿Qué lugar ocupa la tecnología en la vida cotidiana de los jóvenes chilenos? ¿Qué valor dan ustedes a las redes sociales? ¿Han sido realmente tan importantes para este movimiento?
Son una herramienta dinamizadora de los flujos de información, de las convocatorias, creo que han permitido mayor fluidez pero no han sido el factor determinante para la articulación de un movimiento amplio y masivo. Creo que eso se trabaja en el seno de la organización, de una forma personalizada. Es decir, este movimiento no se levantó gracias a las redes sociales. Se levanta la construcción que viene desarrollándose desde hace muchos años. Son las organizaciones, es su maduración política orgánica, la articulación que se ha generado con otros espacios. El rol de las redes sociales ha sido dinamizar pero no para construir el movimiento; la construcción ha sido del trabajo personal, no mediatizado por Facebook, ni Internet o Twitter.

¿Cómo participa el pueblo mapuche en las movilizaciones estudiantiles?
El pueblo mapuche es un actor que aunque no es mayoritario, sí se ha integrado a este proceso. No solamente por la demanda histórica de la recuperación de sus tierras es mucho más antigua que la nuestra, sino porque la problemática de la educación es mucho más integral de lo que pensábamos. De cómo se forma, cómo se educa. Es a través del proceso de educación que se respetan las distintas identidades, y en este caso, el considerar como una nación a un pueblo que no es el mismo que el pueblo chileno, que es el pueblo mapuche, que es distinto. Entonces, el proyecto educativo que nosotros creemos que hay que crear para el futuro tiene involucrar la realidad del pueblo mapuche: su historia, su construcción, su visión de sociedad, su visión de futuro, su relación con el medio; esas cosas nosotros no solamente tenemos que planteárnoslas como un desafío para involucrarlas en el sistema educacional, sino como una cuestión aparte, también tenemos que retroalimentarnos de ese conocimiento. Ahí ha jugado un papel muy importante el pueblo mapuche con la integración particular de la Federación Mapuche de Estudiantes a la Confech, que nos ha permitido repensar el proyecto educativo con este factor.

¿Cuál es el rol de la prensa y de los periodistas en este proceso?
Son un poder fáctico. La prensa en Chile está muy manejada por los grandes grupos económicos, juega en gran medida a favor de los intereses del gobierno, obviamente. Todos conocemos los duopolios que hay detrás de los grandes medios de comunicación. En este proceso, al menos al principio, dispuso muy bien la opinión pública a lo que estaba sucediendo porque no había otra, porque era muy masiva la manifestación, muy creativa, muy diversa, alegre; ahí el rol que juegan los medios también tenía que ser un poco más imparcial. Sin embargo, con el desarrollo del conflicto ha llegado el punto en que no se soluciona nada con el gobierno y los medios han tomado otra estrategia, ya clara de indisponer a la opinión pública ante el movimiento estudiantil, los movimientos sociales, y si uno lo ve en las calles, la disposición se centra en la supuesta delincuencia, en la violencia, en la necesidad de poner mano dura, de criminalizar la protesta social; entonces, obviamente, los medios de comunicación son del sistema –un sistema comunicacional- en que se permite reproducir la hegemonía de un discurso dominante, un discurso que proviene particularmente del gobierno actual, de los sectores más reaccionarios.
Otra cosa son los medios alternativos, la radio; ellos juegan un rol que se ha estado diversificando y ampliando más, producto de la necesidad de comunicar de mejor forma lo que está sucediendo. Con más objetividad, un poco más a favor de lo que es realmente el movimiento estudiantil.

¿En qué momento sintieron que este movimiento tendría tanta fuerza?
La verdad es que nos ha sorprendido a todos. En la primera manifestación no esperábamos más de 3 mil personas y llegaron alrededor de 10 mil; ahí fue la primera vez que nos sorprendimos. Luego vino la segunda y la tercera crecía y no paraba y no paraba y todos nos sorprendimos; cada manifestación que convocamos adhería más gente.
La verdad es que sí hubo una sorpresa continua durante todo este tiempo y en algún momento sí pensamos “chuta, esto tomó un salto cualitativo mayor”. Nosotros siempre supimos que la demanda partía de algo simple, concreto: el endeudamiento, el problema del financiamiento, llegando a las propuestas más políticas, el sistema educacional que queremos y una cuestión mucho más social –y política, también- que tiene que ver con el cuestionamiento del modelo de desarrollo que hay en Chile. Entonces empezamos a ver que la demanda no era sectorial, sino que era multisectorial, un problema más sistémico; que había una totalidad de sectores y que todos estaban afectados producto de este modelo de desarrollo que produce desigualdad, que produce injusticia, que no garantiza los derechos fundamentales.
En determinado momento nos dimos cuenta de que estábamos dando un salto cualitativo y que aquí no solamente se cuestionaba la calidad de la educación, sino la calidad de nuestra democracia, una democracia coja, débil, que requiere replantearse, reformularse y, en ese cuestionamiento, empiezan a involucrarse otras muchas organizaciones, muchos otros sectores, donde está la principal riqueza del movimiento actual. Se involucran trabajadores, pobladores, movimientos ecologistas, homosexuales, etcétera. Todas las minorías con planteamientos de mayorías.
Una vez, hablando de los partidos oficiales de la izquierda de México, el subcomandante Marcos dijo que son “la mano izquierda de la derecha”. ¿Esta identificación sería válida para la Concertación también?
Sí, claro que sí. Finalmente la Concertación es la otra derecha. La verdad es que en Chile nunca tuvimos socialdemocracia. Nunca tuvimos un regreso a la democracia dentro de un proceso de transición; es como una transición que nunca termina, pero que es más que nada la administración del modelo impuesto en la dictadura que nunca lograron cuestionar a pesar de que tuvieron las posibilidades y el quórum necesario para hacer un cambio estructural, porque se acomodaron en el modelo neoliberal que les generó también un beneficio, en el ámbito de la educación, por ejemplo.
La Concertación tiene un conflicto de interés. Tiene escuelas, tiene universidades, etcétera. Entonces toda esta crítica, toda esta desconfianza que surge de los jóvenes y en general de la sociedad en su conjunto hacia la Concertación se justifica, y ahí la Concertación tiene que hacerse cargo. Tiene que hacerse cargo de todo lo hecho y de capitalizar políticamente esto o que impere el oportunismo político; tiene que haber humildad y tiene que haber una autocrítica muy fuerte.
La Revolución de los pingüinos
Durante la revolución de los pingüinos yo estaba en el primer año de la Universidad; claro, yo lo veía como una cuestión impresionante, impactante a nivel de masividad. Fue mucho más corta, más breve, esa manifestación.
Mi opinión personal es que se perdió la oportunidad de llamar a otros sectores; creo que los estudiantes secundarios quisieron jugar un papel protagónico. Creo que ellos quisieron ser protagónicos en ese momento y no involucrar a otros sectores; pensaban en los universitarios como “apoyen pero no sean parte de”. Entonces creo que hubo una marginación, que a lo mejor es entendible y legítima en ese momento, para no mezclar elementos y apostar a una demanda central y para que nadie instrumentalice el movimiento; había una oportunidad real de hacer una cuestión más transversal y de mayor presión porque entró una instancia de negociación con la Comisión Asesora Presidencial en donde no hubo una buena preparación, donde no hubo una correlación de fuerza y se terminó por traicionar rápidamente por parte de la clase política y eso generó un golpe y una frustración muy grandes, que lo cortó de tajo. Pero eso también nos ayudó a nosotros a madurar y a tener esos elementos para no caer en el mismo juego, nos sirvió como experiencia y por eso, también, esto ha durado tanto y no ha caído tampoco en el juego de la manipulación de nadie.

Cuando el movimiento de estudiantes chilenos recién estaba prendiendo, la prensa que no sabía ni escribir correctamente tu apellido, de inmediato te tildó de “líder” de este movimiento. Parece que en estos tiempos, después de la caída de los “socialismos reales”, que tal vez no fueron tan reales ni tan socialismos, la gente y los jóvenes no quieren más líderes ni vanguardias iluminadas… Vivimos una necesidad de replantear el tema del poder no sólo fuera sino también dentro de nuestros movimientos… ¿Cómo ves este tema? ¿te sientes una líder, una dirigente, una coordinadora, una vocera?
Yo creo que la historia nos puso acá. No creo que seamos líderes natos, yo creo que las circunstancias me obligaron a estar aquí; podría haber estado otro. Y nos tocó a los dirigentes en este momento. Creo que este movimiento se debe principalmente al trabajo de todos, no principalmente a las caras más visibles sino a todos los que construyen día a día esto. No porque salgan a marchar, sino que construyen desde la asamblea, desde la articulación con otras organizaciones, y, en ese sentido, comparto la idea de que el poder no tiene que estar concentrado en un liderazgo sino en la base del movimiento. Y eso es un desafío también, porque hoy día no existe la revocación de poder, o sea, todavía se plantea como la problemática, la demanda y la exigencia, lo mismo de siempre, pero no está la real conciencia todavía, aunque es un potencial que se está generando, el de hacerse cargo, de el “hagámonos cargo de lo que estamos pidiendo”, sabiendo que es una lucha de largo plazo.
Nosotros no depositamos un cheque en blanco cada cuatro años en quienes supuestamente delegamos la responsabilidad de hacer cambios, sino que nosotros mismos nos hacemos cargo de eso. Ahora, yo creo que todavía existe mucho, y no solamente a nivel nacional sino a nivel mundial, la necesidad de ver el tema de los liderazgos, estos héroes que siempre se tratan de instalar en la historia, de que haya héroes que encabecen procesos y la gente como que siente esa necesidad para retomar la esperanza, pero creo que hay que replantearse eso, hacer prevalecer la idea de que el poder y la conducción tienen que ser en masa. Eso es fundamental, y en Chile de alguna manera, se ha desarrollado así, a pesar de que los medios instalan mucho a la personificación.

En los últimos 5 meses te convertiste en una persona muy conocida y querida por la gente, no sólo en Chile. Hay quienes dicen que las personas con el poder o la fama siempre se transforman. ¿Cuál ha sido tu experiencia con este tema?
No sé si me da tiempo para que me suban humos a la cabeza. Creo que todavía me cuesta asimilar el impacto que tiene esto en la gente. Es que muchos se focalizan en yo, yo, mí… Pero creo que no. Creo que tenemos los pies muy sobre la tierra.
Si escuchas a los políticos profesionales, la palabra yo es la más frecuente…
Sí, en los políticos profesionales, pero hablando del movimiento creo que no, hemos sabido equilibrar esta situación y siempre decimos eso también. Creo que es importante recalcarlo, porque muchas veces vamos a foros o charlas y se nos aplaude no por ser nosotros. Los aplausos tienen que ser para todos nuestros compañeros que en estos momentos se lo merecen. Y nosotros estamos en las cámaras, y en las reuniones y haciendo mil cosas, pero se olvidan de todo el trabajo que están haciendo los compañeros y sin ellos esto no sería posible. Quienes están construyendo la base de este movimiento son todos los estudiantes, trabajadores, profesores que trabajan a diario. Eso lo tenemos muy claro, y creo que ha ayudado mucho a no permitir que no se nos suban los humos a la cabeza.
Influencias y referentes históricos
Quizás sea por la cultura que yo recibo de mi partido, pero creo que no hay que ser comunista para valorar y admirar a Violeta, Víctor Jara y Allende. Ellos son los que más admiro como luchadores en el ámbito de la cultura y la política, o sea, eran trabajadores de la cultura y además militantes de un proyecto de construcción, de transformación para mayorías, y sacrificaron todo por eso. Esos son personajes por los que siento mucha admiración y tantos otros que vienen de antes como (Luis Emilio) Recabarren. Y de Latinoamérica hay varios, pero quizás son más intelectuales: Mariátegui, Galeano, el Che, pero a mí me genera mucho más cercanía y admiración el rol de los trabajadores de la cultura y Salvador Allende, que merecen todo mi respeto y admiración.

¿Qué te gustaría decir a los jóvenes de México y América Latina?
A los de México que muchas gracias por el ejemplo de lucha; ellos, los de la UNAM, nos mostraron que sí se puede, y eso es para nosotros muy esperanzador. Y a los jóvenes de Latinoamérica en general que asuman con responsabilidad lo que se ha impulsado, en el sentido de que es necesario siempre regirse por algunos principios; primero, fortalecer nuestras organizaciones, pues son un hilo que a sudor, sangre y lágrimas todos hemos conquistado, hay que resguardarlas y protegerlas porque son nuestro patrimonio, son nuestra principal herramienta para la construcción de una sociedad distinta. La unidad, a pesar de las diferencias, mantenerla siempre. Las izquierdas son muchas en todos los países; tienen que ser construidas a pesar de esta diferencia. Nuestro enemigo es uno sólo, no está adentro. Por otro lado, entender que las grandes transformaciones no las hacen sólo los estudiantes; hay que involucrar a los trabajadores, a nuestras familias, y hay que tener buenas estrategias de comunicación. Muchas veces creemos que cualquier persona puede entender lo que estamos planteando pero no es así; hay que apostar al sentido común aunque sea el menos común de los sentidos muchas veces, pero hay que apostar a un lenguaje que llegue hasta al más humilde, al más pobre. Y eso es algo que tenemos que tratar con inteligencia, sin perder el contenido. Es una recomendación, y a seguir adelante, que esta lucha no es solamente de los chilenos sino que es una lucha de todos los jóvenes, de todos los estudiantes de todos los pueblos en el mundo, que es la lucha por la dignidad humana y por la recuperación de nuestros derechos para alcanzar esa dignidad que todos queremos, y sociedades más humanas.

“Esta lucha no es sólo de los chilenos, sino de todos los jóvenes del mundo”: Camila Vallejo

“Esta lucha no es sólo de los chilenos, sino de todos los jóvenes del mundo”: Camila Vallejo

Un dia de lucha en Oakland

 Las calles de Oakland, California, resonaban el día 2 de noviembre con las voces de decenas de miles de personas decididas a mantenerse firmes y resistir. Eran gente trabajadora, estudiantes, activistas y personas de todas las clases sociales que habían respondido a la llamada a la huelga general realizada por Occupy Oakland.
La determinación de los ciudadanos de Oakland se equiparaba con la de miles de personas por todo Estados Unidos que participaron en un día nacional de acción solidaria, una semana después del ataque brutal de la policía. Este ataque convirtió el centro de Oakland en algo muy parecido a una zona de guerra, y casi le costó la vida a un manifestante, Scott Olsen, a quien la policía lanzó un proyectil de gas lacrimógeno que le impactó en el cabeza.
La población de la zona de la Bahía de San Francisco había respondido, pues, al llamamiento de huelga general de Occupy Oakland: los maestros no fueron a trabajar, los estudiantes abandonaron las aulas, y la gente trabajadora de las ciudades se tomaron el día libre para unirse a las manifestaciones.
El momento culminante llegó por la noche, con una marcha masiva desde el campamento de Occupy, en la Plaza Frank Ogawa (ahora rebautizada como Plaza Oscar Grant, en honor del joven que murió asesinado a manos de un policía del metro el 2009), delante del Ayuntamiento, hasta el puerto de Oakland, el quinto más activo del país. La manifestación logró interrumpir el turno de noche, cuando los trabajadores de los muelles se negaron a cruzar un piquete de unas 15.000 personas.
"Hace mucho tiempo que hacía falta, eso", decía James Curtis, de la junta directiva del Sindicato de Almacenes y Muelles Internacionales (ILWU). "Ahora han despertado el tigre que estaba dormido".
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La llamada a la huelga impulsó diferentes formas de solidaridad por toda la ciudad. Las escuelas públicas de Oakland servían de puntos de salida de marchas de estudiantes, maestros y padres y madres, que se dirigían al Consejo de Educación de Oakland, a varios bancos y al Ayuntamiento. Una rama de la marcha, de 700 personas, proveniente del Laney Community College, consiguió que se cerrara el banco Wells Fargo. Cientos de trabajadores y trabajadoras de la ciudad del Sindicato de Trabajadores de Servicios (SEIU) también participaron en la manifestación.
Muchos profesores de institutos, escuelas universitarias y la Universidad de California (UC) hicieron clases sobre economía y el 99 por ciento, y el sindicato de estudiantes del sistema de graduado de la UC (UAW) pidió a sus miembros que hicieran utilizar el tiempo de las clases para hablar de los recortes en los presupuestos.
Las calles de Oakland tomaron un aire festivo. Según las estimaciones de los activistas, a lo largo del día pasaron unas 20.000 personas por la plaza Oscar Grant, donde la semana anterior se había desatado una batalla después de que los policías entraran para echar a los activistas, que habían sido expulsados en primera hora de la mañana.
El 25 de octubre se arrestaron a más de 100 personas, y la policía utilizó gas lacrimógeno, granadas de aturdimiento y balas de goma contra los manifestantes. Una de las víctimas fue Scott Olsen, un veterano de la guerra de Irak que recibió el impacto de un proyectil de gas lacrimógeno. Una semana más tarde aún estaba en el hospital, ingresado por una fractura craneal y lesiones cerebrales.
Sin embargo, el ambiente de la plaza Oscar Grant el día 2 de noviembre era muy diferente. Mucha gente de la Bahía se acercó al campamento central de Occupy para participar en las actividades que se hacían, y luego, se añadían a las otras manifestaciones que se extendían por toda la ciudad, que protestaban por una multitud de agravios, desde ejecuciones hipotecarias en cierres de escuelas, desde ataques a sindicatos hasta recortes en los servicios públicos de la ciudad.
"Vemos a nuestros hijos abocados a la cárcel, sin ninguna perspectiva de encontrar un empleo, de trabajar en algo que tenga sentido", decía Betty Olsen-Jones, presidenta de la Asociación de Educación de Oakland. "Tenemos que soportar hacer clases en unas aulas cada vez más abarrotadas, la imposición de un currículo desde arriba, y nuestros hijos saben que el sistema considera más importantes a los bancos y corporaciones que a ellos".
"Es importante que nuestros estudiantes vean cómo los profesores luchan por sus derechos. Hoy estamos haciendo historia. Queremos un mundo que no esté dividido entre el 99 por ciento y el uno por ciento".
Dana Blanchard, una profesora de Berkeley, era la portavoz oficial de la Federación de Profesores de Berkeley durante las acciones del día. "Los profesores y los estudiantes ya tenemos bastante", dijo. "Hoy estamos demostrando qué aspecto tiene una comunidad unida que lucha".
Entre los participantes en la jornada había una delegación bastante importante de veteranos de las guerras de Irak y Afganistán, que vinieron para mostrar su solidaridad con Scott Olsen.
El Consejo Laboral del condado de Alameda pidió a sus miembros y trabajadores que apoyaran al día de acción del 2 de noviembre, y por la tarde organizó una barbacoa en la plaza Oscar Grant, para que los miles de personas que entraban en el centro de la ciudad tras la jornada laboral pudieran comer. Mientras tanto, la rama local del Sindicato de Camioneros aparcaba su flamante vehículo de nueve ejes en el centro de la plaza.
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A media tarde, varias riadas de manifestantes se reunieron para una marcha que debía crear un piquete enorme: querían cerrar la institución económica más importante de la ciudad: el Puerto de Oakland.
A las cuatro comenzaron a marchar hacia el puerto unas 2.000 personas, y a las cinco marcharon 4.000 más. Mientras se alejaban, Seasunz + J. Bless y Jennifer Johns interpretaban una canción de despedida, "We are worldwide" (Somos el mundo). Unos minutos más tarde, una delegación de trabajadores de UNITE HERE, la Coalición de sindicalistas negros, United Food, la rama local del Sindicato de trabajadores del comercio, los miembros de SEIU y otros empezaron a marchar también hacia los muelles.
Los manifestantes llegaron al gran complejo portuario y se dividieron para ocupar todas sus puertas. Los de Occupy San Francisco se encargaron de una de las puertas, y la gente de Oakland se dividió para cubrir el resto. Cuando el cambio de turno de las siete de la tarde ya quedaba cerca, eran miles de manifestantes los que se concentraban en cada una de las puertas principales.
Después de mantener los piquetes durante varias horas, el árbitro portuario decidió que los muelles de Oakland permanecerían cerrados durante la noche. Los manifestantes celebraron alegremente la victoria de la huelga general, y muchos volvieron hacia el centro, en la zona de la plaza Oscar Grant, que hervía con música, cantos y discusiones apasionadas.
En claro contraste con la situación de la semana pasada y la carga despiadada que hizo la policía, el día 2 de noviembre no se vieron agentes casi por ninguna parte, ni en las manifestaciones a lo largo del día, ni durante la marcha hacia el puerto, ni en las celebraciones nocturnas. La alcaldesa de Oakland, Jean Cuando, y otros miembros del Ayuntamiento de la ciudad, se mantuvieron totalmente en segundo plano desde el ataque policial de la semana anterior. Es evidente que han presionado a la policía para que se comporte de una manera ejemplar, con la esperanza de recuperar algo de legitimidad.
Pero los policías también buscan la manera de volver a imponer su autoridad, según los activistas. Puede que ahora sigan una táctica de no intervención, con la intención de demostrar que el caos se multiplica sin ellos, aunque los acontecimientos del día 2 transcurrieron de una manera absolutamente pacífica, ordenada y festiva.
"El Departamento de Policía de Oakland está intentando crear una imagen como parte de este 99 por ciento de víctimas, pero esta táctica no se aguanta, debido a su larga historia de violencia racista y de represión de las protestas", dijo Todd Chretien, miembro de la International Socialist Organization. "El año pasado, la alcaldesa Cuando salió a la calle con los manifestantes que protestaban contra la muerte de Oscar Grant y en contra de la policía, pero ahora está tratando de jugar a dos bandas".
Sea como sea, ni la policía, ni los miembros del gobierno local ni el sector empresarial de Oakland no han podido detener el desafío de los manifestantes por las calles de la ciudad y a las puertas del puerto.
"Oakland es el motor económico de toda la zona de la Bahía", explicaba a la radio pública de Fresno Jack Heyman, un trabajador de los muelles jubilado, activista de la rama local del ILWU. "Los miles de personas que han marchado hacia el puerto (que es controlado por el uno por ciento, los grandes capitalistas) y lo han cerrado, han demostrado no sólo en la ciudad de Oakland, sino en todo el mundo, el poder que tiene la clase trabajadora".
Heyman dio las gracias a los jóvenes trabajadores del puerto que no se presentaron a trabajar el 2 de noviembre, entorpeciendo las operaciones portuarias de la mañana. "Quiero mostrar mi admiración a los jóvenes que no han ido a trabajar esta mañana", decía Heyman. "Es gracias a ellos que los propietarios de los barcos han tenido tantas dificultades para reunir suficientes trabajadores en los muelles".
El fantasma de los huelguistas y las manifestaciones masivas fueron suficientes para hacer que muchas de las instituciones corporativas más grandes de Oakland decidieran cerrar también durante el día, haciendo que se sumara más gente a los manifestantes de las calles.
"La gente se une a esta causa a nivel nacional, y ahora todo parece más legítimo", decía Gregory Belvis, un estudiante de 17 años del Instituto de Skyline. "En representación del 99 por ciento, tenemos que levantar la voz contra la ley de “los tres strikes" (ley que obliga al juez, después del tercer delito grave, a imponer una pena de prisión prolongada), y contra la ley de sentencias mínimas (es decir, que impone un mínimo de pena para según qué delitos). A los jóvenes nos han hecho la guerra, una generación entera de jóvenes negros se ha perdido en las cárceles. Si podemos recuperar a estas personas, ellas también contribuirán a que el mundo vaya mejor".
Powell DeGange, un ciudadano de Oakland de 26 años, expresaba la alegría que sentía por formar parte de un movimiento global. "Estamos emocionados porque la gente de Egipto se ha manifestado en solidaridad con Oakland", decía DeGange. "Nosotros nos manifestamos por ellos, y ahora ellos están allí para nosotros. Todos formamos parte del movimiento mundial contra la misma avaricia, el mismo imperialismo".

L I B E R T A D